SUBIR EL TORCAL DE ANTEQUERA


Una ola petrificada en el aire, un laberinto de piedra, el paisaje lunar en la tierra, el Gran Cañón andaluz. Poetas y novelistas han intentado describir este paraje natural sin saber que no hay descripción válida. Las palabras no consiguen acercarse a las sensaciones que transmite el pasear entre sus simas, sus torcas, sus columnas laminadas. La belleza de El Torcal radica en la fiereza de sus formas, en lo que esconden y evocan, en la energía que oculta bajo su piedra caliza.

Emergió del mar, Tethys, a causa de los plegamientos alpinos de la Era Terciaria. “Como un folio de papel los estratos acumulados en la Era Secundaria se plegaron hasta superar los 1.300 metros de altura”. No en vano, en sus 20 kilómetros cuadrados de superficie habitan más de 664 especies de plantas -incluyendo líquenes, helechos, encinas, quejigos, serbales, arces, madreselvas, zarzamoras, peonias, rosas silvestres y orquídeas endémicas- y 116 especies de animales, entre mamíferos, aves, reptiles e insectos -se pueden observar zorros, cabras montesas, topillos, tejones, conejos y comadrejas, buitres leonados, búhos reales, mochuelos, lagartos, lagartijas, culebras y víboras hocicudas-. Y es que “El Torcal rezuma agua a pesar de que su superficie lo encubra. La tierra actúa de esponja y cuando llueve, el agua alimenta a la flora y la fauna y viaja por su interior hasta los 13 surtidores naturales que se encuentran bajo el cerro. Uno de ellos da lugar al Río de la Villa que fluye desde los pies de la montaña”.

La erosión producida por el agua y el viento ha provocado que éste sea uno de los mejores ejemplos del relieve kárstico de la Península Ibérica. Hace millones de años el agua se infiltró en la roca y cuando se congeló por las bajas temperaturas, produjo rupturas en la misma creando ranuras, grutas y cavidades. Por ello, la piedra de El Torcal aparece laminada, como si alguien hubiera dedicado su tiempo en apilar grandes galletas de piedra las unas sobre las otras.

Muy bonito y poético pero, el dilema viene ahora: ¿Cómo subir mejor repechos como El Torcal?. Hombre, sabemos que existen unas características innatas que marcan las virtudes y las limitaciones físicas de cada individuo. Si preguntamos al acabar la subida a cada uno de los protagonistas, cada uno dará respuestas de sus sensaciones totalmente diferentes. Aunque en el ciclismo influyen muchos factores que hacen que el progreso sea más evidente como por ejemplo, la coordinación y el dominio técnico de la bicicleta, la utilización del desarrollo, la edad de inicio, la frecuencia de la actividad, la dosificación del esfuerzo… El conocimiento de uno mismo en definitiva y la experiencia que se tenga hacen que se parta, muchos peldaños, más arriba que otros que se inician por primera vez en este deporte.

No obstante daremos unos pequeños consejos:

En primer lugar no hay que tener miedo a las subidas por muy empinadas que sean. No obstante es importante conocerlas y conocerse a sí mismo para no equivocarse a la hora de marcar el ritmo de ascensión. Para ello hay siempre que tener una base de entrenamiento que haya capacitado al organismo para poder superar la intensidad de esfuerzo que requiere la ascensión. Empezar a ascender un puerto con un ritmo que se pueda mantener durante toda la subida. Normalmente basta con tener un pulsómetro y mantenerse en el umbral anaeróbico, a una intensidad similar al 75% u 80%. Para eso es importante no pasar bruscamente de un desarrollo duro del llano, de 52x14 a uno ágil como un 39x19, hay que mantener el plato grande hasta que se agote la inercia y cuando se quite no poner enseguida el 19 o superior, sino que, hay que mantener un periodo de transición durante un minuto de pié con un desarrollo intermedio como por ejemplo, 39x15-17 y a partir de ese instante elegir una velocidad de crucero que coincida con el umbral anaeróbico, cerca de ese 75% u 80% de la capacidad total que hemos aconsejado anteriormente. Sería igualmente bueno disponer de un triple plato (aunque sea critica de globero), ya que tiene la ventaja de no tener que utilizar coronas superiores al 23 en el piñón trasero y se pueda mantener una relación proporcional entre las coronas del piñón sin demasiados saltos de una corona a otra. Por ejemplo: con un grupo de 9 coronas y triple plato, se tiene un desarrollo muy compacto que permite, con un piñón de 12 a 23 y un triple plato de 52-42-30, afrontar pendientes elevadas con un menor esfuerzo.

Es muy importante no quedarse nunca sin una corona de reserva, la carga muscular que se produce desde el momento en que no podemos con el desarrollo es irrecuperable, se empiezan a cargar demasiado otros grupos musculares como los lumbares y sobre todo de los músculos de las piernas. Por otra parte, con un segundo plato de 42 dientes al bajar el plato grande de 52 ó 53 apenas se nota el salto, si fuese un 39 el segundo plato, se nota más el cambio y produce un mayor dolor muscular el cambio brusco de frecuencia de pedaleo y de diferencia potencia en el pedaleo. También tiene importancia combinar el tiempo que se sube sentado y de pié, ya que así dejamos recuperar a unos grupos musculares mientras los sustituimos por otros. Es importante no atrancarse demasiado intentando mantener cuando se pedalea sentado una cadencia de unas 75-80 pedaladas/minuto. Cuando nos ponemos de pié es más difícil mantener la misma cadencia y es recomendable bajar un diente del piñón mientras se pedalea de esta forma.

Beber y comer en días anteriores, en el desayuno y durante la actividad es lo mejor que podéis hacer. La falta de liquido produce deshidratación y provoca una subida de temperatura en el organismo que perjudica a las células musculares con un daño que tarda varios días en reparase. La falta de glucógeno produce un bajón en el rendimiento al dejar como único combustible a la grasa, que da poca energía y hace que se pueda llegar a la meta a trancas y barrancas con la famosa pájara.

Otro factor muy importante sería la relación peso/potencia del individuo. Claro, como no. Los ciclistas siempre pensando en la dichosa báscula. ¡Que cruz!. Pero para ello hay que perder esos kilitos de más. Eso si, sin obsesionarse, que hay que comer de todo y no somos profesionales. Para ello es importante que nuestro peso se deba en gran parte a la masa muscular, no ha un exceso de grasa, si es así, una dieta baja en grasas y azucares refinados es tan importante como un buen entrenamiento.

Y para empezar a prepararnos para subir bien, si que es necesario partir de la premisa número uno y más importante: “hay que tener una buena forma física”. Y ¿Cómo se consigue esto? Pues no por arte de magia como sabemos todos los que practicamos este deporte, aunque es bastante sencillo, solamente hay que tener constancia en el entrenamiento y emplear eficientemente el tiempo de que disponemos para obtener los mejores beneficios en nuestra forma física, sin dejar pasar mucho espacio de tiempo de inactividad. Esto quiere decir que podemos, por ejemplo, en invierno, que es mala época para pedalear con nuestras "flacas", cambiar la bicicleta por otros deportes alternativos (el que mas os guste; baloncesto, correr, tenis…). Y cuando se aproxime el verano, que los días alargan considerablemente, aprovechar para aumentar las horas de entrenamiento. Así notaremos progresivamente como nuestras fuerzas y nuestra resistencia irán aumentando para poder subir ese precioso coloso llamado: El Torcal.

Por todo ello, si no existiese un club llamado "EL TORCAL DE ANTEQUERA", habría que crearlo. Disfrútalo tu que puedes.

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