CICLOTURISMO A CAZORLA (27 de junio)








El domingo hubo quien prefirió hacer un rato de bicicleta, los incombustibles del club que madrugaron lo suyo para conocer, a lomos de sus bicicletas, la dura subida al Puerto de Las Palomas desde donde se divisa todo el valle que forma este inmenso Parque (230.000 Hectáreas), para luego regresar al Hotel. También otros, la mayoría, prefirieron quedarse tranquilamente en sus habitaciones, descansando de la dura jornada anterior y así relajadamente acompañar a las familias en la visita que posteriormente se hizo a la Sierra de Cazorla.

A eso de las 10:30 y tras un reconfortante desayuno, toda la expedición se dirigió hacia la Plaza donde nos esperaba el autobús. Durante todo el recorrido nos acompañó un guía, quien de forma muy amena e incluso jocosa fue desgranando todo aquello que de interés tiene el inmenso Parque Nacional de Cazorla, Segura y Las Villas.

Una vez llegado al corazón del Parque, la expedición se dirigió de la mano del guía hasta el inicio de la "Cerrada del Utrero", preciosa ruta a pié de aproximadamente dos kilómetros en la que nos acercamos a la génesis del río Guadalquivir. En este tramo, curiosamente, se encuentra la primera presa del río y en donde hubo una central hidroeléctrica que suministraba energía a la serrería que RENFE explotaba en este lugar hasta el año 1.988. Cascadas, aguas límpias, torrentes y una fauna que parecia saludarnos a nuestro paso, pudimos ver ardillas, buitres, águilas calzadas, un camaleón, una familia de jabalíes y hasta se asomaron al risco una cierva con su cervatillo; todo un espectáculo digno de ser visitado.
A continuación y una vez concluido el recorrido por el lugar "Cerrada del Utrero", el autobús que nos esperaba a su término, nos condujo hacia el Centro de Interpretación llamado "Torre del Vinagre" en donde además de ver todos los pormenores del Parque a través de fotografías, maquetas y animales disecados, se nos detalló mediante un sistema audiovisual toda la fauna y flora existente. Todo un acierto contratar a un guía que nos mostrase todas las maravillas que encierra la Sierra de Cazorla; el grupo atendía expectante y muy interesado todas y cada una de las explicaciones.
Y como toda buena jornada que termina no puede hacerlo sin un buen almuerzo, en un lugar ideal, en un restaurante integrado en el entorno y con una mesa que nos ofreciera la gastronomía de la zona, eso fue lo que se intentó cuando se organizó este cicloturismo; todos los que tuvimos la suerte de compartir esa comida, sin duda, siempre recomendaremos al Restaurante del Hotel Mirasierra, donde su dirección, sus camareros y su saber estar nos colmaron de atenciones, pero claro, el menú degustado no fue para menos, todo de primera calidad, exquisio y con buen gusto. Todos felicitamos a la cocina y a la dirección del hotel por habernos dispensado tan buen sabor de boca al finalizar nuestra visita por aquellas tierras. ¿Prometemos volver? Yo creo que si.

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