I SUBIDA NOCTURNA A EL TORCAL DE ANTEQUERA
Como en aquella vieja canción de los '80... La luna llena sobre Antequera...
Llegó el martes 27. Una pletórica luna llena iba a ser la protagonista de esta gran cita. Nos sorprendió gratamente la gran cantidad de ciclistas que nos dimos cita a pesar del fuerte viento que azotaba Antequera a esas horas. Suponemos que, si no hubiese sido por esa fuerza de la naturaleza, más gente se hubiese unido a tal evento. Fue un viento que, por supuesto, endurecería más, si cabe, la subida a ese macizo de misteriosas formas.
La plaza de Castilla, testigo una vez más de la afición al deporte de la bicicleta, en esta ocasión a horas distintas de las habituales, la sugerente noche antequerana.
Salimos de la Plaza de Castilla guiados por la furgoneta de apoyo y atravesamos Antequera por sus calles llenas de gente que se quedaban mirando al ver una montonera de ciclistas iluminados dispuestos ha salir de ruta. Supongo que pensarían:-¿Donde van esos locos a esas horas de la noche en bicicleta?.- Algo normal si pensamos que, si ya somos vulnerables a plena luz del día, no digamos de noche...
Salimos desde Antequera subiendo hacia el Nacimiento y acabaríamos, sin cesar, en la mismísima explanada que se extiende ante el centro de Interpretación de El Torcal. Ese era el reto. Así que cada uno cogió su ritmo y repletos de luces, chalecos, bandas y cintas reflectantes, para ser vistos por los vehículos a motor, ascendimos lentamente como una gran serpiente luminiscente hasta la cima. Todo un espectáculo digno de ver y de vivir. Aunque todo hubiese sido perfecto si no hubiera sido por el fuerte viento racheado que nos desplazaba en ocasiones y nos frenaba de lo lindo.
Respaldados por dos coches de apoyo para acudir a ellos ante cualquier adversidad en el camino, cada uno hizo la subida como quiso; los hubo que pusieron velocidad, otros disfrutaron del momento, del silencio, de aquella semi oscuridad iluminada por la luna, otros de la soledad en aquella sinuosa carretera sobre su montura mecánica, de los sonidos de la noche, de la aventura, otros aprovecharon para hacer nuevos amigos, también los hubo que aprovecharon el evento para afrontar por primera vez esta subida... en fin, cada uno hizo la hazaña según sus fuerzas, su espíritu o simplemente por llenar su bagaje de una nueva vivencia.
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